Ella le contó un cuento de Schopenhauer, que ahora les deja aquí para compartirlo con todos ustedes:
“Un grupo de puercoespines quisieron acercarse mucho unos a otros un gélido día de invierno con el fin de no helarse de frío infundiéndose mutuamente calor. Sin embargo, sintiendo enseguida los pinchazos recíprocos de sus respectivas púas se vieron obligados a separarse. Ahora bien, cuando el deseo de calor los llevó a acercarse de nuevo, se repitió este segundo mal; de modo que fueron pasando de un sufrimiento a otro hasta que hubieron logrado encontrar una distancia adecuada desde la cual pudieron soportarse mejor. Del mismo modo impulsa a los hombres el deseo de compañía a buscarse los unos a los otros, pero sus muchos defectos vuelve a separarlos de nuevo”
El dilema del erizo, nos lastiman y lastimamos.
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